Apenas habían pasado las 11 de la mañana en nuestro país cuando comenzó la fiesta. Los 7.200 espectadores que colmaron el estadio mostraron toda su emoción cuando los españoles Manolo Santana –ex campeón en Wimbledon- y Carlos Moya –ganador en Roland Garros- destaparon la lona que cubría la singular cancha. A continuación, el ingreso de Federer, quien fue recibido efusivamente, y finalmente el de Nadal. El zurdo, nacido en Manacor, fue presentado como "El Rey de la tierra" y se llevó todos los aplausos de un público que le dio una bienvenida inolvidable.
Lo atípico del partido invitaba a analizar minuciosamente cada detalle. Cada uno comenzó jugando en su superficie predilecta: Federer sobre pasto; Nadal sobre arcilla. El español ganó sin problemas su saque en el primer game del partido, mientras su rival mostraba algunos inconvenientes en la adaptación a un césped que fue traído a último momento de una cancha de golf cercana. Mantuvo su servicio también el suizo, apelando al saque y red para levantar cuatro break points.
Ambos entendían perfectamente que esto era, ante todo, un show. Por eso no extrañó ver a Nadal volando a lo Becker para definir de volea durante el tercer juego. El mallorquín estaba más confiado y logró el primer quiebre del match en el cuarto game. Lo hizo (¿cabía alguna duda?) parado sobre polvo de ladrillo.
Llegó a estar 4-1 arriba Nadal, pero lentamente Federer comenzó a hacer pie y, tras conservar su saque, quebró el saque del español en su segunda chance del séptimo game. A partir de allí, paridad absoluta y muchas dificultades –de parte de ambos– a la hora de jugar sobre el pasto: el pique de la pelota en el césped dejó mucho que desear en más de una oportunidad y sorprendió a los protagonistas. El español conservó su servicio en el undécimo game y se colocó 6-5, trasladándole toda la presión a su rival. A continuación, se mostró muy atento y se llevó el primer set por 7-5 al aprovechar su primera chance de break.
Volvieron del descanso y el número uno del mundo logró el primer break del partido con un jugador devolviendo desde el césped. Federer, que arrancó el game salvando espectacularmente una pelota con un giro en el lugar digno de un bailarín de ballet, ganó enseguida su saque y se puso 2-0. Descontó Nadal a puro winner, pero su rival se llevó el juego siguiente –sobre pasto– con mucha autoridad (3-1).Mucho más adaptados ambos a la peculiar superficie, los puntos empezaron a alargarse y el partido se hizo más vistoso. El español lastimaba con su saque, mientras que Federer exprimía al máximo su destreza sobre el césped bajándole la pelota a su rival al jugar con slice. No dudó el suizo en sus games de servicio y terminó llevándose el parcial por 6-4. ¿Conclusión? Tercer set a la vista, como todos querían.Nadal arrancó el tercero sacando, al igual que en los parciales anteriores, aunque esta vez sobre pasto. Se llevó con comodidad sus primeros dos juegos de servicio, cediendo sólo un punto entre ambos games, y dio el gran golpe quebrando a Federer para ponerse 3-1 arriba. El suizo devolvió gentilezas en el game siguiente: aprovechó su segunda chance y selló un break muy importante, para mantenerse a tiro (2-3).
El trámite seguía siendo decididamente parejo. Ninguno de los dos arriesgaba demasiado en lo físico (al fin y al cabo esto era una exhibición), pero se notaba que, cumplidas las dos horas de partido, ambos querían irse de esta novedosa experiencia con una victoria. El español fue al saque con el score 5-5 y ganó el game jugando desde el polvo de ladrillo. Federer hizo lo propio en el juego siguiente y todo se definió en el tie break.
El desempate fue digno de un guión de película. Federer arrancó dominante, con dos mini-breaks a favor (4-1). Parecía que todo estaba resuelto, pero el suizo cometió una inesperada doble falta y luego dejó que su rival se recuperara en el punto siguiente. Nadal tomó el control con su saque y se fue arriba 5-4. Luego, presionó sobre el servicio del número uno y logró un mini-quiebre. Así, con el marcador 6-5 a su favor y desde el polvo de ladrillo, sacó match point. ¿Listo? No, doble falta. Enseguida, el mallorquín tuvo otro punto para partido, pero lo tampoco pudo cerrar el match.
Pasaron los puntos y también los match points: fueron dos para Federer y uno más para Nadal. Llegaron entonces a la igualdad en 10. El español ganó su punto de saque y, a continuación, metió una pelota que Federer, desde el césped, no pudo devolver. Explotó el estadio con el triunfo del local. Fue 12-10 para Nadal el tie break, aunque a esa altura el resultado era sólo una anécdota después de más de dos horas de una exhibición inolvidable entre dos genios del tenis.
Vía Clarin
Aristas y Comentarios, by Wendy Pepper ॐ
Hay mucho que comentar. Aunque en realidad poco: fue (y será) un lindo hecho para contar al hijo de Nadal, o a tu hijo, o a Dios.
Solo he podido de ver el último set. Se notaba que, en esa altura, la parte de hierba estaba muy destruida (la pelota ni picaba). En resumidas cuentas, fue una exhibición divertida. Elementalmente fue una casualidad que haya ganado el Manacorín: la cancha era un desastre. Pero lo importante es haber estado ahí (por lo menos en el plano visual), cuando El Matador estaba en la parte de tierra y Federer en hierba. Captar en la parte ancha de la cancha las dos superficies al mismo tiempo, etc.
En resumidas cuentas (II): un gran acierto. Y como diría mi amigo Guillermo Salatino: fue un milagro que hayan podido jugar.
Hare Krishna para todos los que entran a este blog por medio de motores de búsqueda con referencia a este evento.
Para mas información, página oficial del evento
1 Comentario:
¿Te acordás del Británico?
Publicar un comentario