15 marzo 2010

sisi

Un anciano se encontraba leyendo un texto. Era su libro de vida, escrito por la naturaleza (así le habían dicho). Setecientas páginas de letras mezcladas de una manera especial.El que escribe no encuentra empatía más que en el espejo de sus letras. En el caso de la naturaleza, la reflexión que la llevó a escribir tal cosa tampoco era una cuestión ontológica: lo que daba valor a su mundo se hundía en la mismísima particularidad.

El libro constaba de setecientos relatos, uno por página. La regla del mismo libro consiste en leer no más de diez relatos. Al principio se encuentran ordenados cronológicamente. Luego, al pasar cada página, se re-ordenan aleatoriamente: el lector puede elegir qué página leer en cada una de las diez oportunidades. En tal texto, en un único capítulo, se encontraría todo lo que esa persona necesita saber, toda su verdad.

Se dice que a cada persona le corresponde un libro de vida. Pero por cada libro verdadero, hay montones de textos falsos. Además de la cantidad de capítulos engañosos: es útil recordar que sólo uno posee la verdad. >>